lunes, 9 de noviembre de 2009

Del Álamo oreja, Michelito herido

El joven novillero salmantino Juan del Álamo ha cortado una oreja en su primer paseillo en la plaza de toros de Lima (Perú) al primer toro de su lote. Por su parte en el debut del jovencisimo Michelito Lagravere, ha sido su cogida lo más reseñable de su primera actuación con caballos.

El diestro charro se las tuvo que ver con un astado manso, al que llevo muy templado en los lances a la verónica con las que Del Álamo saludó al primero de su lote. Lo cuidó mucho su cuadrilla para que el astado llegara en las mejores condiciones a la muleta. El astado no se entregó en la muleta del charro, pero el joven novillero le realizó una faena que fue a más, con muletazos de uno en uno para que ya en las series finales de la faena, consiguió dejar varios circulares que llegaron mucho a los tendidos. Destacó el mando del novillero así como su notorio poderío, culminó su faena con una buena serie de manoletinas y un gran estocada entera. Cayó rápido el novillo y fue premiado con una oreja de mucho mérito. Con el segundo toro de su lote de nuevo se mantuvo firme y muy valiente pero no caló en los tendidos debido a la falta de raza y de casta del astado.

El otro novillero español, Fernando Tendero, no tuvo opciones con ninguno de sus antagonistas. Sin embargo se acopló en seguida frente al tercero de su lote, el que mató en lugar de Michelito, donde dejó varias serioes ligadas y con mucho temple. Pese a la gran labor realizada frente al octavo de la tarde, el Presidente se negó a concederle el apéndice.

El tercer diestro era la novillera peruana Milagros de Perú, la joven novillera pasó importantes apuros y no se terminó de acoplar con sus reses. Estuvo mejor con el primero de su lote donde estuvo más relajada, pero con la espada se volvió a complicar y estuvo a punto de escuchar el tercer aviso.

El momento de la tarde para los locales fue el debut con picadores de Michelito, que con once años debutaba con caballos y contó con el cariño de los espectadores. Su primero fue devuelto a los corrales, pero con el sobrero estuvo firme. Buenos lances a la verónica, pero la faena de muleta fue una lucha constante entre astado y novillero. Paso apuros pero lo tapó con su raza con desplantes firmes y valientes. De nuevo con la espada lo volvió a pasar mal, con cuatro pinchazos y una fuerte voltereta que le impidió lidiar al octavo de la tarde.